Para los antiguos mayas que habitaron la Península de Yucatán la ceiba (yaxché) era considerada como el árbol sagrado que unía el mundo conocido con el cielo y con el inframundo de una manera sobrenatural y mística. La ceiba (Ceiba pentandra [L.] Gaertn.) pertenece a la familia de las Bombacáceas y de manera natural se encuentra desde México a través de Centroamérica, Las Antillas y la parte norte de América del sur formando parte de los bosques tropicales. En el oeste de Africa se encuentra la variedad C. pentandra var. guineensis.

La ceiba con alturas hasta de 60 metros y diámetros de más de tres metros es uno de los árboles caducifolios más altos de América tropical. Se reconoce por la presencia de contrafuertes grandes y bien desarrollados, Tronco espinoso en los árboles jóvenes. Hojas digitadas compuestas de 7 a 8 hojuelas angostamente elípticas o angostamente oblongas de 5 a 15 centímetros de largo por 1,5 a 4 centímetros de ancho, con el margen entero y el ápice finamente acuminado.

Las flores perfumadas nacen agrupadas en fascículos de 4 a 8 centímetros de largo, Tienen los pétalos dorados o amarillos y 5 estambres con los filamentos de color rojo.

Los frutos son unas cápsulas obovoides, de 8 a 14 centímetros de largo por 4,5 a 7 centímetros de diámetro, dehiscentes en la madurez. Contienen en su interior una masa de pelos algodonosos, moreno amarillentos, dentro de la cual van insertas numerosas semillas redondas, morenas  de 4 a 8 milímetros de diámetro.